Extracto del artículo que publicado por Albert Bosch en la revista MUNDO EMPRESARIAL (Febrero 2021)

Ante situaciones críticas o de bloqueo debemos convertirnos en unos radicales del momento y avanzar cueste lo que cueste.

El desierto es realmente muy complejo, incierto y duro en infinidad de aspectos, pero que debemos verlo con tanto respeto como pasión, que si lo vamos a cruzar, es porque hemos decidido participar en un proyecto ambicioso y de valor en nuestra vida, y ello comporta necesariamente conducir por terrenos difíciles e, incluso, extremos.

Si no aceptásemos ese desafío y nos limitásemos a hacer cosas fáciles, cómodas y seguras, nunca nos encontraríamos en situaciones de estrés e incertidumbre como en el desierto, pero sería porque habríamos renunciado a luchar por nuestros objetivos, habríamos optado por el camino fácil y por tanto, nos habríamos resignado a la mediocridad.

Hay momentos en la vida personal y, sobre todo, en la vida profesional o empresarial, en que nos toca enfrentarnos a situaciones y obstáculos mucho mayores de lo que deseamos y de lo que nos vemos capaces de superar. Son momentos en que toca decidir si queremos ser víctimas o luchadores. Son momentos que forjan nuestro carácter. Son momentos que nos hacen merecedores de todo lo que hemos construido y de todo lo que somos capaces de hacer en el futuro. Son momentos en los que lo único que cuenta es pasar la siguiente duna.

Sea como sea tu situación actual, ¡pasa la duna! y siéntete orgulloso de la gran travesía del desierto que eres capaz de hacer.

Ver artículo completo:

 

Pasa la Duna

  • En situaciones críticas tenemos que decidir y actuar BIEN y RÁPIDO.
  • Algunos factores que pueden marcar la diferencia: humildad, olvidar prejuicios, buscar buenas fuentes de información, no repetir errores y ser muy prácticos.

En situaciones críticas tenemos que decidir y actuar BIEN y RÁPIDO. Y conseguir hacer esas dos cosas a la vez no es tarea fácil. En ese punto habrá varios factores clave que pueden marcar la diferencia. La lista sería extensa, pero comento algunos que creo que son indispensables:

HUMILDAD: No pensar que sabemos mucho.

FUERA PREJUICIOS: Olvidarnos de lo que nos servía para otra situación o de las costumbres de antes. Ahora la realidad es distinta.

BUSCAR BUENAS FUENTES: Escuchar y aprender de los que saben, los expertos de verdad; y olvidarnos de influencers, famosillos, opinadores, políticos o salva patrias varios que hablan sin tener ni idea.

NO REPETIR ERRORES: Está bien aprender de los propios errores, pero a veces eso se paga muy caro; y si alguien ya ha fallado en un tema antes, es mucho mejor aprender de los errores de los demás.

SER PRÁCTICOS: No hace falta ser un experto del tema. No se trata de escribir un libro o hacer grandes discusiones sobre la materia que nos afecta.  Lo importante es gestionar la información necesaria para poder decidir con agilidad y acierto cosas muy importantes para superar la crisis, para nuestra salud y bienestar individual y colectivo, y para nuestros temas profesionales.

 

Como reaccionemos y decidamos actuar en esas situaciones es algo que va muy en serio y va a tener consecuencias importantes; no es un simulacro y afecta directamente a nuestra vida en un momento clave.

No podemos ir por el mundo siendo unos sabios en cultura y en tecnología y unos ignorantes en naturaleza y biodiversidad, pues en realidad es lo que somos y de lo que dependemos.

Somos la sociedad más educada de la historia en temas sociales, culturales, tecnológicos, etc, pero mayoritariamente somos unos analfabetos en temas de naturaleza… y estar tan alejados del mundo natural nos hace ignorantes en un factor clave para el presente y el futuro de los entornos naturales y de toda la humanidad.

Rebelémonos contra esta ignorancia y aprendamos más sobre nuestros ecosistemas. Así seremos más sabios, más felices, estaremos más conectados y nos comprometeremos más con la naturaleza… o sea, con nosotros mismos.

Extracto del artículo que he publicado en la revista MUNDO EMPRESARIAL

Tan malo es un buen objetivo con un equipo inadecuado, como un gran equipo sin un objetivo motivador y que aporte valor.

¿Cuál es el objetivo de vuestra organización? ¿Qué montaña queréis escalar? ¿Sois un equipo de Tibidabo o de Everest?

Al definir el Plan Estratégico y los objetivos de una empresa, seguro que nadie se planeta la opción conformista y de poco valor añadido que supone, metafóricamente, optar por el Tibidabo (Montaña de 516 metros de altura situada en Barcelona). Y es muy probable que el equipo directivo opte por poner un objetivo más del tipo Everest para afrontar el futuro con ambición y confianza. Pero luego, pocas veces se actúa en consecuencia creando o desarrollando equipos alineados con la meta propuesta.

Si somos demasiado ambiciosos con los objetivos o los equipos no están preparados y comprometidos con los mismos, el fracaso está asegurado y además, se tendrá una organización estresada, desbordada, poco eficiente y vulnerable ante cualquier incidente. Y si somos poco ambiciosos, seguramente se alcanzará siempre el objetivo, aunque creando poco valor, compitiendo donde están todos y con un equipo acomodado no apto para personas con talento, y sin recorrido e interés a futuro.

Objetivo y equipo siempre van de la mano, y reflexionar bien en ese equilibrio siempre será la mejor inversión que puede realizar cualquier empresa.

 

Ver artículo completo:

 

ME HAGO MAYOR… ¡QUÉ BIEN!

Ir cumpliendo años es una de las realidades que todo el mundo quiere que se cumplan y que no se interrumpa de ninguna manera.  Pero luego nos acostumbramos a poner a la contra de lo que ello significa al ir perdiendo ciertas ventajas propias de la juventud.  Ello puede suponer entrar en una actitud negativa, de no aceptación y de vivir con ilusión menguante ante unas épocas fantásticas en la vida de cualquier persona.

Aquí van 10 reflexiones que he ido incorporando a medida que he ido madurando:

 

1) Las ilusiones y proyectos son más importantes que los recuerdos

2) Que el dinero perdido se puede recuperar, pero el tiempo perdido se pierde para siempre

3) Aprender a aprender y a cambiar tu mismo es un #SúperPoder

4) No eres tu trabajo, pero tu trabajo es parte de ti. Hay que conectarlo con el propio interés y pasión vital

5) El Networking y el crear riqueza va más de dar que de tomar

6) El mejor profesor son tu experiencia y tus errores

7) La buena actitud es más importante que la buena formación

8) Tus hábitos son los que te llevan a la vida que deseas

9) Tu propósito y tu sentido vital son más importantes que el esfuerzo y la fuerza de voluntad

10) El fin de la vida es darle sentido. La felicidad solo una consecuencia

 

Vivimos una realidad compleja e incierta, pero a la vez apasionante y repleta de oportunidades.

Oportunidad es la visión y posibilidad de conseguir algo provechoso para un@ mism@ o para alguna otra persona o la sociedad o el planeta en general.

Y detectar, crear o encontrar una oportunidad depende básicamente de la suma de 3 cosas:

CIRCUNSTANCIAS + ACTITUD + ACCIÓN

 

1) CIRCUNSTANCIAS. Son las que son y, normalmente, poco podemos influir en ellas. Sean positivas, negativas o pésimas, siempre comportan un montón de oportunidades para quien quiera verlas y aprovecharlas

2) ACTITUD: Es esencial tener la mentalidad adecuada para querer «Ver» la posible oportunidad que se esconde para ti en cada realidad. Curiosidad, pensamiento positivo, enfoque de solución, posición luchadora, necesidad, compromiso, voluntad

3) ACCIÓN: Se vive de lo que hacemos, no de lo que potencialmente podemos hacer. Tener el coraje de activar la posible oportunidad, arriesgarse a un posible fracaso, saber dar el paso a pesar de todas las dudas y, en definitiva, estar en posición emprendedora y proactiva, serán al fin, las claves para que aflore cada oportunidad

Es muy fácil encontrar, aflorar o crear oportunidades si nos convertimos en sumadorxs de estos 3 factores, pero la fórmula tiene un secreto: cada persona debe asumir la responsabilidad… no se puede delegar en nadie. Y (desgraciadamente) ni la sociedad te lo facilitará, ni te lo enseñarán en la escuela.

 

 

 

 

 

 

Tenemos toda la información y somos plenamente conscientes de los grandes retos sociales y ambientales del mundo.  Pero nos quedamos en las proclamas, las buenas intenciones y el Marketing de compromiso.  Todo ello está muy bien, pero estamos a años luz de acercarnos a la acción real que se necesita para conseguir aquello que necesitamos y que proclamamos.

Hace años que vinculo todas mis actividades de Aventura y gran parte de mi comunicación a divulgar y conscienciar sobre temas de sostenibilidad (básicamente ambiental)… ¡y continuaré haciéndolo!

Pero cada vez tengo más claro que, sobre muchísimos temas claves para nuestra salud y la del planeta, tenemos muchísima información y muchísima consciencia, pero poquísimo compromiso y poquísima acción.

Igual que un fumador es consciente que el tabaco le perjudica enormemente, pero es incapaz de comprometerse con su bienestar y su salud presente y futura, nos pasa con muchos factores clave de la vida personal y de grandes retos sociales y ambientales.

Somos ya totalmente conscientes de la contaminación de nuestro aire, nuestros suelos, nuestros ríos y nuestros mares.

Somos ya totalmente conscientes de la escasez, finitud y peligros que supone el abuso de recursos.

Somos ya totalmente conscientes de la realidad y las enormes amenazas del Cambio Climático.

Etc, Etc, Etc…

Pero luego vivimos totalmente desconectados de nuestro compromiso en el día a día, y sin hacer cambios y acciones individuales reales.

La Consciencia no salvará ni el mundo ni tu salud personal… lo salvará la Acción Consciente... en tu trabajo, tu consumo, tu alimentación, tu voto, tus hobbies y tus hábitos diarios en general.

Si te amas, amas a tus conciudadanos y amas el planeta, haz pequeños o grandes cambios cada día…

¡Activa tu Consciencia!
¡PASA A LA ACCIÓN!

Extracto del artículo que he publicado en la revista MUNDO EMPRESARIAL (Enero 2020).

Para crear un mundo sostenible, precisamos líderes responsables que persigan sus objetivos en equilibrio con el interés común.

Antes de plantearnos cualquier proyecto deberíamos hacernos algunas preguntas clave. Por ejemplo: ¿Vale todo para conseguir nuestro propósito?, ¿Existen límites a la hora de perseguir los resultados? o ¿Qué es primero, el objetivo o las personas? Y también deberíamos preguntarnos que aportamos a la sociedad en positivo y en negativo, al trabajar por alcanzar nuestras metas.  Las respuestas a este tipo de preguntas determinarán la filosofía, los valores y la ética de nuestra organización y de los proyectos que lideramos.

El liderazgo responsable es aquel que persigue sus resultados con perseverancia, con pasión y con ambición, pero a la vez tiene en cuenta las consecuencias de ese proceso, y se compromete con el impacto social y ambiental que comporta.

Las organizaciones son agentes clave a la hora de gestionar el presente y construir el futuro, y si queremos un mundo sostenible necesitamos liderazgos responsables que se comprometan con ello.

 

Ver artículo completo: